viernes, 12 de febrero de 2010

El ratoncito Pérez se pasa a la bioingeniería

Hasta el ratoncito Pérez entra en la revolución biotecnológica. Tal como van las cosas los niños de la próxima década no reicibirán monedas cuando dejen sus dientes de leche bajo la almohada. Seguramente reciban algo mucho más valioso…


Hace tan sólo cinco años se aislaron por primera vez células madre. Fue en embriones humanos.

El descubrimiento entonces, provocó un debate de primera magnitud en el que lo sectores tecnófobos influyentes en el gobierno insistieron en las repercusiones éticas. Ni que decir tiene que el gobierno español, a diferencia del británico, ha tomado una posición contraria a la del conjunto de la comunidad científica retrasando quizá décadas el desarrollo de la biotecnología en nuestro país.
El ratoncito Pérez, gran esperanza hispana

En algunos campos, como la curación de la diabetes, la única alternativa es la utilización de células madre embrionarias, capaces de diferenciarse y generar tejidos diferentes de aquellos de los que fueron extraidas, como comentaba Bernat Soria. Sin embargo ésta semana una lucecita parece haberse encendido. El ratoncito Pérez viene al auxilio de los científicos españoles.

Un artículo publicado en la revista Proceeding por el profesor Songtao Shi, muestra como a partir de los dientes de leche pueden conseguirse células madres, áun más inmaduras que las embrionarias, a partir de las cuales desarrollar tejido nervioso y óseo.

Este descubrimiento nos facilita un medio para disponer fácilmente de células madre de un paciente a lo largo de toda su vida, afirmó Shi a la prensa. No es poco. La capacidad de regenerar tejido nervioso puede ser la clave para curar en un próximo futuro enfermedades como la paraplejia. Y de momento, para mantener abiertas vías de investigación no conflictivas con los que aún piensan que puede existir una ética universal a ser impuesta a la lógica del avance científico.

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