La ingeniería de tejidos es uno de los campos científicos que en la actualidad experimenta una muy importante ebullición.
Estas técnicas futuristas pretenden construir desde abajo tejidos vivos (y posteriormente órganos enteros), cultivando células sobre un sustrato al que se dota de la forma y la estructura adecuadas. Se podrían así fabricar parches vivos para reparar lesiones en órganos vitales, como un corazón infartado, e incluso órganos de repuesto que paliaran la escasez de donantes para trasplantes.
la imagen de un ratón de laboratorio con una oreja humana artificial implantada
Esófagos, dientes, orejas, trozos de hígado, falanges de dedos o láminas de piel, son algunas de las estructuras que se ha logrado crear e implantar ya con cierto éxito, en personas o en animales.
Estos asombrosos resultados sólo han podido obtenerse por la confluencia de áreas de vanguardia de ciencias muy distintas: la ingeniería, que diseña la matriz o andamiaje donde han de desarrollarse las células; la química orgánica, que está siendo auxiliada ya por la nanotecnología, que busca materiales para esta matriz, que deben satisfacer un gran número de requisitos; las técnicas de obtención de células madre, para conseguir los tipos de células específicos de cada tejido, etc.
Uno de los campos de investigación más prometedores es el de los parches para reparar las lesiones secundarias tras un infarto de miocardio. Las células cardíacas no se dividen apenas y el área de músculo cardiaco muerto es reemplazada por otro tipo de tejido no funcional. Esto hace que la lesión crezca con el tiempo y acabe generando una insuficiencia cardiaca.
Los investigadores han desarrollado parches de tejido cardiaco sembrando con células extraídas del corazón de embriones de rata una matriz formada por productos extraídos de algas. Esta matriz tiene consistencia de hidrogel y contiene algunas sustancias que estimulan la adhesión y el crecimiento de las células. Además es inofensiva para el organismo y se disgrega fácilmente cuando las células crecen. Implantaron algunos de estos parches a ratas a las que previamente habían provocado un infarto y observaron que mejoraba la supervivencia, ya que se frenaban las lesiones secundarias que acaban conduciendo la insuficiencia cardíaca.
Edited by: Zeus
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